El cambio de nombre obedece a una visión que Mark Zuckerberg ha tratado de concretar en un vídeo de más de una hora.
Facebook ya no es Facebook, ahora es Meta. O mejor dicho, Facebook, la red social, sigue siendo Facebook, pero la compañía que está detrás de esta aplicación, y de otras como Instagram, WhatsApp o Oculus, ahora se llama Meta.
El nuevo nombre no va a conseguir que desparezcan los problemas a los que se enfrenta estos días la empresa. La filtración de documentos por parte de una ex-empleada ha puesto contra las cuerdas una vez más a su fundador, Mark Zuckerberg, por la inconsistencia a la hora de moderar los comentarios más extremos que se publican en la red social. Es una política que ha jugado un papel clave en eventos como el asalto al Capitolio de los EE.UU. del pasado 6 de enero o el auge del movimiento antivacunas.
Aunque Facebook se ha defendido explicando que toma medidas ante los discursos más extremos, los documentos filtrados demuestran que la empresa es consciente de su incapacidad para hacer frente al problema, reacciona con lentitud ante ciertos casos y es mucho más laxa a la ahora de aplicar medidas de control a algunos medios de comunicación y personalidades influyentes.