Si crees que entre dos cosas similares eliges lo que más te gusta, puede que estés equivocado. En realidad lo que sucede es que te termina gustando después de haberlo elegido. Y lo que no elegiste, automáticamente no te gusta.
Existen varias investigaciones que muestran que los adultos desarrollan sesgos inconscientes a lo largo de su vida cuando eligen entre cosas que son esencialmente iguales.
«Como adultos, elegimos una cosa sobre otra y luego la justificamos diciéndonos a nosotros mismos que debe gustarnos la cosa que elegimos, y que la otra cosa no es tan buena», dice Alex Silver, una de las autoras del estudio «Cuando no elegir conduce a que no guste: preferencia inducida por la elección en la infancia», publicado en la revista Psychological Science.