No obstante, los autores solo incluyeron estudios que habían usado un placebo y estaban cegados, lo que significa que los niños, padres y maestros involucrados, no sabían quién había recibido el azúcar y quién el placebo. En este sentido y tras analizar los datos, los autores del estudio concluyeron que el azúcar no afectaba al comportamiento o rendimiento cognitivo de los niños. Sin embargo, añadieron que no se podía eliminar la posibilidad de un “pequeño efecto”.
Además, también existe la posibilidad de que una determinada subsección de niños responda de manera diferente al azúcar, aunque, por lo general, los científicos demuestren que no tiene un efecto tan grande como suelen informar muchos padres.