Durante años, una ineficiente planificación económica estatal y décadas de embargo económico por parte de EE.UU. han hecho de la escasez y las colas características comunes de la vida diaria en Cuba.
Cuba depende en gran medida de las importaciones. Del total de bienes consumidos por la nación, el 80% viene de fuera.
A pesar de tener bajo control al coronavirus, las medidas de confinamiento han mermado al turismo. Como resultado, se ha reducido la entrada de divisas extranjeras y, con ello, la capacidad de pagar por las importaciones.